Suertes

Publicada el 22 de diciembre de 2018.

 

 

La casualidad ha propiciado que esta columna se publique el día que ruedan los bombos de la lotería de Navidad. Lo normal es que estés maldiciendo tu infortunio un año más. Yo, sin embargo, voy a revelarte que vuelvo a tener suerte. De leña.

El ejército de cachumbos requiere cepurros sin parar y, ¡qué mejor momento para aprovisionarse que durante el invierno! La costumbre consiste en que un grupo se va al monte, marca lotes de matas de carrasca más o menos iguales y les pone un número. Ya en el pueblo, se hace un sorteo y se reparten los lotes entre las casas que habían solicitado leña. Sencillo. Tu fortuna en este caso se mide en la calidad de los troncos que te han correspondido o en la facilidad para acceder hasta tu ración de palos. Igual solo tienes ramera esperándote en el campo o el azar te proporciona toconas milenarias imposibles de arrancar. ¡Uy!, que los forestales desaconsejan, o directamente prohíben, sacar de cuajo los árboles y menos si son medrados. El caso es que, pase lo que pase, en el pueblo siempre vas a tener suerte. De leña.

La ventura también servía en el pasado para aumentar las tierras de cultivo de una familia. Tenemos en Aguatón una partida que le llamamos “Las Suertes”. Y en muchos de los pueblos de alrededor también tienen su topónimo relacionado con el azar. Yo ya imaginaba por dónde iban los tiros del nombre; la Xilocapedia del Centro de Estudios del Jiloca me lo ha confirmado. Cuando había necesidad de cultivar más para alimentar a la población de  una localidad, se roturaba una zona de prado o monte y se distribuían las parcelas resultantes. Arrendadas o en usufructo vitalicio. En Aguatón debieron venderse, porque todos los terrenos de Las Suertes son propiedad privada.

Ya ves. Vivir en el pueblo solo puede depararte buenos augurios. Sin necesidad de jugar a la lotería de los bombos. Cuando hay que tapar algún agujero, se sortea sin alharacas un bien común y listo. Me voy a ver si por fin puedo sembrar de Negrete mi suerte de tierra y después revisaré la motosierra para ir pensando en talar mi suerte. De leña.