Terminal de pasajeros

Publicada el 12 de octubre de 2019.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una de las noticias de la semana en Teruel ha sido la visita del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, lo que ha supuesto una odisea logística de descomunal tamaño. El primer ministro salió de Madrid en reactor privado hasta el aeropuerto de Valencia y, desde allí, en coche oficial por la autovía mudéjar hasta el recinto donde ofreció el mitin. La comitiva de personal de asistencia y periodistas que acompañan a Sánchez allá donde se dirige tomó la A-2 hacia Alcolea del Pinar, desviarse por la N-211 hasta Monreal del Campo para, a continuación, ir a Teruel por la A-23. Nada que no sepamos quienes vivimos por aquí.

La gente de la capital del reino, no obstante, ha descubierto que para llegar a Teruel se requieren casi cuatro horas para desplazarse unos 300 kilómetros. Un tiempo mejorable, sin ningún género de duda, y que da una pátina de épica a los viajes profesionales hacia nuestra provincia.

Sin embargo, yo tengo una propuesta mucho más que interesante: el aeropuerto de Teruel ha de disponer de una terminal de pasajeros. Pero no una para un jet privado como el que usa el presidente y que ya está prevista en un futuro más o menos lejano. Aquí, lo que necesitamos es un edificio equiparable a la T-4 de Barajas, preparado para albergar muchos aviones de dos pasillos. O de dos pisos. Lo menos. Es conocido que el séquito de las grandes estrellas es grande y hacen falta muchos asientos, mucha bodega de carga. Teruel es un destino que cada vez recibe más viajantes ilustres. Y tenemos que estar en perfecto estado de revista para acogerles.

Lo siguiente sería acondicionar un ramal ferroviario para trasladar el pasaje hasta el centro de la ciudad a una velocidad razonable. El trayecto debería ser lo más directo posible, sin paradas en Caudé o Concud, una infraestructura moderna lista para poder facturar o recoger en la ciudad y olvidarse de las maletas hasta el destino final.

Ofrezcamos facilidades a quienes habitan en Madrid. El trecho entre la capital y Teruel no puede ser una tortura decimonónica. Pensemos a lo grande.